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Una hermosa pieza de ‘bonito del Norte’. |
En una entrada anterior (pinche aquí) hemos tratado del bonito y sus fraudes. Y ahora vamos a tratar de como cocinarlo y conservarlo.
El bonito fresco es, como ya se ha dicho, un pescado de verano, con el que se preparan una enorme cantidad de platos.
Cocinar bien una pieza de bonito fresco requiere de cierto tiento, ya que es muy fácil que se pase y se seque, y que si no se le da el punto quede como una suela de zapato. Recuerde, que ante la duda, es preferible pecar de poco hecho.
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Compre sólo el bonito que vaya a consumir en el mismo día, ya que se estropea con gran rapidez. |
Así que aquí van algunos consejos de cómo cocinarla y conservarla; pero antes una aviso previo: la carne del bonito se corta es blanda y es por eso hay que evitar romperla cuando se corte.
- Compre solo lo que se vaya a consumir, ya que en cuanto abra la pieza de bonito, está empieza a perder muy rápido.
- Este pescado casi no huele, así que si les da a la nariz malo, muy malo. Y si al comerlo pica (salvo que lleve picante, claro) rechazarlo. Cuando está viejo, el bonito se vuelve terriblemente picante.
- Si piensa consumirlo crudo y está preocupado por el anisakis, si puede enváselo al vacío antes de cocinarlo. Ahora bien, como eso en una cocina doméstica es complicado, cuando tenga la pieza limpia envuélvala en film transparente y después en papel de periódico. De esta forma se consigue protegerlo que el frío no queme tanto la carne.
Con estos tres trucos anteriores a la hora de ponerse a cocinar ya se habrá ganado mucho.
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El marmitako es una de las grandes preparaciones tradicionales del bonito. |
Ahora las posibilidades son infinitas. Se puede hacer sashimi y servirlo crudo y se puede cocinar, entre ellos el popular y tradicional ‘marmitako’ del País Vasco, una delicia inventada por algún arrantzale (marinero) vasco que demostró que con pocos y sencillos ingredientes se elaboran platos exquisitos.
Recuerde que cada parte del animal tiene una preparación ideal: los lomos, más secos, mejor en salsa. Las partes más grasas, la cola, la ventresca están espectaculares a la plancha o a la brasa.
Por último, el bonito ofrece una grandísima ocasión de experimentar con sabores de otros países; así, por ejemplo, los picantes casan muy bien con este pescado que casi parece carne.