Periodista: Y usted maestro -así con minúsculas-, ¿qué prefiere, el espárrago blanco o el espárrago triguero?
Maestro: Pero, pero ¿qué tipo de pregunta es esta?, es como si me preguntas, porque te tuteo al ser una basura periodística, ¿a quién quiero más si a mi padre o a mi madre? Pero, bueno como soy edípico, te diré que a mi madre, pero para joderte te voy a contar qué son los espárragos trigueros…
Periodista: Perdone, pero yo quería también preguntarle por…
Maestro: Tú no me vas a preguntar nada hasta que yo te cuente algunas cosas que debes saber sobre el espárrago triguero.
Y ahora calla, como hacéis todos los periodistas genuflexos y feladores, como es tu caso y el de tantos otros —y si no escucha las ruedas de prensa de Nuestro Querido Líder hablando sobre la peste china— y escucha que me voy a poner serio, trascendental, porque cuando se habla de los productos que nos llevamos a la boca y que nos alimentan hay que ponerse incluso místico si es menester.
Vamos con ello.
Los espárragos trigueros (Asparagus acutifolis, toma nota de su nombre científico —que no te va a servir para nada salvo si vas a un concurso de televisión) son muy apreciados por su textura tierna y carnosa, su gran cantidad de aromas y su sabor a vegetal fresco.
El espárrago triguero es una variedad de espárrago salvaje, que crece rodeado de matorrales y malas hierbas. Por eso, suele ser fino, largo y espigado, similar a las espigas de trigo.
Se distinguen de los espárragos cultivados en que son más delgados, tienen púas o espolones debajo de las escamas, los tallos adquieren tonos más oscuros (bronce y morado).
En cuanto al aspecto organoléptico, se caracterizan por un sabor más amargo y un fuerte aroma.
Los espárragos frescos de mayor calidad presentan las puntas cerradas y compactas, el tallo recto y firme y una coloración uniforme.
Se trata de una verdura verde, con gran cantidad de clorofila, rico en aromas fenólicos.
Gracias a su bajo contenido calórico (de aproximadamente 20 kcal por cada 100 gramos) a su alta proporción de agua (90%) y a los nutrientes energéticos, es un alimento idóneo para dietas hipocalóricas. Además, su elevado contenido en fibra aporta sensación de saciedad, lo que ayuda a reducir el apetito.
Es originario del Mediterráneo, de las cuencas de los ríos Tigris y Éufrates, y fue consumido por los antiguos egipcios, griegos y romanos. Fue introducido en España por los romanos, durante el periodo de dominación romana.
El espárrago perdió su popularidad durante La Edad Media, pero resurgió durante el siglo XVII. A partir del siglo XVIII, se convierte en la verdura preferida por la burguesía.
Se consigue una óptima conservación envolviendo el manojo con un paño húmedo en el frigorífico.
Si son muy frescos, pueden conservarse hasta tres semanas.
Si se guardan en una bolsa de plástico, se condensa la humedad y se desarrollan antes los mohos, por lo que su periodo de conservación se reduce a dos o tres días. No obstante, conviene consumirlos lo antes posible, porque con el tiempo se vuelven más duros.
El espárrago triguero ofrece multitud de posibilidades en la cocina. Al vapor, a la brasa, a la plancha o con un simple aliño constituyen por sí solos un delicioso plato, aunque también son un ingrediente perfecto como guarnición de carnes y pescados. Destacan la delicadeza y color de sus espigas y al ser ligeramente salteado, su textura se vuelve crocante.
Y no confundes el espárrago triguero con el espárrago verde, que éste es el blanco cultivado en el exterior, a la luz del sol.
Y ya no te cuento más que me aburre tu presencia de reportero dicharachero.
Y no tiene Nihil Obstat.

Te estoy mirando como te vas a comer esos espárragos trigueros.
Dado el 28 de abril, donde el santoral de la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, celebra, entre otras, la onomástica de santas Valeria y Proba; santos Pánfilo, Afrodisio, Coralipo, Pedro Chanel, Amado, Prudencio y Vital
Quien quiera ser Amado, actúe con Prudencia. Es Vital. Lo de ponerse Chanel es optativo.
Vale.