‘Serotonina’, la última novela del escritor francés Michel Houellebecq, es una novela tanto de (des)amor, como un filípica contra la Unión Europea, negociado de agricultura.
Michel Houellebecq es, para la presunta progresía de izquierda, esa que solo tiene estómago para un único escritor reaccionario cada vez, el agraciado con esa especie de prebenda.
‘Serotonina’ se divide en dos grandes partes, aunque estén interrrelacikonadas. La primera, es aquella que tiene que ver con el amor, donde el protagonista del relato, un hombre de 46 años y que trabaja para el Ministerio de Agricultura francés, es un auténtico imbécil sin paliativos.
La búsqueda de su gran amor, ese que perdió por no tener la polla guardada en su sitio, le sirve a Michel Houellebecq para lanzar un ataque a la Unión Europea a través de la figura de su amigo Aymeric, un hombre que lo pierde todo (casa, familia, trabajo), a causa de la política agraria procedente de Bruselas.
Pero, francamente (y desde un lector español), sentir algún tipo de solidaridad o de empatía con esos ganaderos (o agricultores) que se dedican a joder a los españoles, italianos y a todo aquél que no se someta a sus dictados, que vienen a ser todo para mí y el resto para los demás, es bastante difícil.
Y por el medio de todo esto Michel Houellebecq va despotricando contra (casi)todo lo que se mueve, pero al figurass políticas a las que salva, por ejemplo, al general Francisco Franco Bahamonde (creo que no es necesario extenderme sobre quien fue ese personaje), al que viene a calificar de «el verdadero inventor a escala mundial del turismo de lugares con encanto».
Michel Houellebecq hubiese hecho muy bien en someter a ‘Serotonina’, que no tiene el vigor de su anterior novela ‘Sumisión’, a un régimen de adelgazamiento de, por lo menos, cien páginas.
Editorial: Anagrama Páginas: 282 Año: 2019 Traducción: Jaime Zulaika |