Las aceitunas tienen tanto prestigio gastronómico que sólo (en esta santa web acentuamos sólo) las comemos como aperitivo o en una ensalada.
Y no deja de ser llamativo que un alimento que lleva tanto tiempo entre los españoles, de hecho milenios, haya logrado tan poco recorrido gastronómico
Bueno, también hay por ahí un paté de aceitunas que no sé yo si ha tenido mucho éxito. Pero ahí están.
De las aceitunas también sabemos que con algunos tipos de ellas -picual, cornicabra, arbequina,…- se elabora el aceite de oliva (porque las aceitunas también son conocidas como olivas).

De aperitivo y para ensalada.
De las aceitunas también no acordamos, poco, el tiempo justo de indignarnos y pasar a otra indignación, cuando Donaldo Trump le impuso unos aranceles salvajes a este producto en los Estados Unidos, impidiendo en la práctica su exportación a ese país.
Ahora, eso sí, eso no ha significado que los precios hayan bajado en España.
Y nada más.
Ante esta panorama, que no deja de ser desolador, de las aceitunas de mesa los responsables de la Interprofesional de la Aceituna de Mesa, Interaceituna, no han tenido mejor idea que contratar a lanzar una campaña de publicidad, o algo así, bajo el hastag (ahora si no hay una campaña de publicidad con un #hastag es que eres un perdedor) de #elretodelaaceituna.
¿Esto ha servido para algo? No. Bueno sí, para que aquí escribamos sobre ello. Pero poco más.
Las recetas, algunas de las cuales vamos a ir presentándolas en los próximos días, o semanas, o meses, no las va a hacer nadie. Ni tan siquiera los propios cocineros, que según las han elaborado las han olvidado.
Eso sí, los de Interaceituna se han gastado una pasta chuta en contratar a prestigiosos y mediáticos chefs que han elaborado unas recetas y después si te he visto no me acuerdo. ¡Oh, sí!, en alguna entrevista van a decir dos palabras sobre el tema.
Guau. Fantástico. Han logrado sus objetivos. Ahora no vamos a hacer más que platos con aceitunas de mesa al menos tres veces por semana. Una de ellas en la cena.
Pero este es el negocio de la gastronomía española: gastarse el dinero en más de lo mismo, en más de los mismos, dejando de lado a los pequeños y medianos medios que luchamos por sobrevivir.
¿Esto es una queja? Sí. Pero es la queja de estar hasta los cojones (¡uy! lo que he escrito, mi correctora Corsimai me va a matar) de comprobar como la pretendida defensa del producto español se va por los sumideros del despilfarro del dinero.

Así nos ha dejado #elretodelaaceituna.
Tirar el dinero se llama a esto.
¿Pero a quien la importa cuando el dinero que gastas no es el tuyo?
Y si es tuyo y lo gastas mal., peor
¡La base!, ¡hay que comenzar por la base y no por el tejado!.
Pero ya lo dijo el clásico: el horror, el horror.