Los mazapanes son, junto con los polvorones y el turrón, un dulce clásico de las celebraciones navideñas en España.
Estos dulces típicamente navideños destacan por su sabor, la suavidad ligeramente húmeda de su masa, su pequeño tamaño y, habitualmente, las curiosas formas con las que los moldean.
Aunque en la actualidad el consumo de mazapanes ha quedado circunscrito a la Navidad (arrumbado al igual que esos objetos que ya no nos sirven pero que nos resistimos a deshacernos de ellos por los recuerdos que nos trae), sin embargo, durante siglos fue un dulce que se consumía en cualquier momento del año.
De hecho, su consumo está ya documentado en el siglo XIII, concretamente en los actos de celebración de la victoria de las Navas de Tolosa.
En este olvido del mazapán no hay que descartar, así en plan conspiranóico, las campañas que contra el azúcar se van llevando adelante desde hace décadas (pocos se acuerdan, pero la primera gran campaña contra el azúcar, y a favor de la sacarina, se produjo en los años sesenta a causa de que, oh! maravilla, Cuba, que había caído en manos asesinos castristas, era el mayor productor de ese ingrediente básico para el buen funcionamiento del cerebro).
Aunque no está claro donde nació la elaboración de mazapanes, la autoría de su nacimiento se la disputan no pocas ciudades.
Toledo, Sicilia, Venecia o Lübeck (Alemania) se atribuyen la creación de este dulce.
Lo que sí es evidente es que en Toledo (España, no la ciudad norteamericana del mismo nombre situada en Ohio) se elabora el mejor mazapán de España

Mazapanes te voy a dar a tí.
Se trata de una receta muy sencilla, con una masa de almendra y azúcar o miel que se trabajaba a mano y se hornea ligeramente.
Con unos ingredientes fáciles de conseguir y una preparación sin demasiadas complicaciones, los mazapanes conquistaron Europa.
Para los mazapanes hay que utilizar una almendra cruda que contenga poca grasa, porque eso ayuda tanto con el sabor como con el moldeado.
Una vez mezclados los ingredientes (huevos, almendras y azúcar), se trabajan las diferentes formas y se introducen en el horno (si tienes de leña ya es el recopón y eso quiero decir que; a) tienes una pastaza en el banco; b) vives en un pueblo), hasta que están doraditas, con mucho cuidado de que no se quemen porque enseguida están hechos.
Y hasta aquí la triste historia de los mazapanes, que pasaron de ser reyes a ser poco más que pajes.
Dado el mismo día en que tropas estadounidenses invadieron Panamá en 1989 por orden del 41 presidente de los Estados Unidos.
Vale.