A ver, una receta de Brochetas de mango y cerdo, ¿a quién le importa?, preguntó sin ánimo de ofender a nadie – dijo Olivia.
Pues es muy probable que a nadie –respondió Paula-, pero como es una receta fácil y la tengo aquí escrita, pues pensé que podía ser divertida…
Antes de que siguiese un breve zumbido hizo estallar la cabeza de Paula en mil trozos.
Olivia se lanzó al suelo y espero temerosa, pero no sucedió nada más.
Horas después un policía militar (¿qué hacía en su casa un policía militar?) le dijo que la bala que había matado a Paula era una .300 Winchester Magnum, disparada con toda seguridad por una rifle de precisión Accuracy AXMC 338 que tiene calibre 338 Lapua Magnum, mira telescópica Schmidt Bender Mk-II, visor nocturno (intensificador de luz) Simrad KN-200F Mk-III y su alcance es de entre 800 y 1.500 metros. Pesa 6,1 kilos y mide 1,18 metro. Y que no se sabía por qué había sucedido lo que había sucedido. Pensaban que era un desequilibrado mental, que es ahora como se llama a lo locos, dijo, que es posible que hubiese estado en los comandos especiales del ejército de Fridonia.
El oficial militar también le dijo, como si fuese lo más normal del mundo, que ese crimen no tendría solución. Que era la vida, el azar, la mala suerte. Que lo sentía.
Olivia escuchaba pero no oía (¿o era al revés?). Dijo que lo sentía (¿qué sentía?). Se dio cuenta de que en el suelo todavía estaba escrita la receta de Brochetas de mango y cerdo que Paula le había comentado.
Leyó en el papel que tenía manchas de sangre: primero preparamos la salsa mezclando a la vez zumo de naranja, azúcar moreno, chile molido, sal y pimienta, removiendo bien todos los ingredientes mientras le añadimos el aceite.
Elaborada la salsa, ponemos el solomillo de cerdo en una bolsa de alimentos hermética y añadimos la salsa, cerrándola bien, para dejarla reposar en la nevera unas horas.
Pasado ese tiempo que nos habrá dado la gana, pero no menos de dos horas, los sacamos del refrigerador y empezamos a montar las brochetas.
Y empezamos colocando alternativamente pedazos de solomillo y mango que habrás cortado en dados de unos 2,5 cm. (si son de 2 cm o 3 cm. .o pasa nada) en brochetas metálicas, y untamos cada una con los restos de la salsa.
Asamos las brochetas a fuego medio-alto en una plancha o sartén (y si tienes un chalet con jardín y lugar para una parrilla, pues bueno, la haces en una parrilla), durante unos cuatro minutos aproximadamente por cada lado.
Y listo.
Y todo mientras escuchas ‘Lune Rouge’ de Erik-Truffaz y lees, mientras esperas con la salsa y la carne en la heladera, ‘Olga’ de Bernhard Schlink.
Tras leer la receta Olivia no pudo evitar echarse a llorar y pensar que su amiga ahora estaba con los santos Juan Grande, Lifardo, Genesio y la santa Clotilde, que es el día en que esta receta será publicada en www.territoriogastronomico.com