Dos vascos, Bat y Bi, un gallego, Hun, y Leo Donosti avanzan por un desierto nihilista cuando de repente ven un tricornio junto a lo que parece una merluza rebozada y una mahonesa.
Leo Donosti poniéndose en plan oráculo délfico dice; «La sensibilidad no es un signo del zodiaco».
A lo que vasco Bat, el vasco Bi y gallego Hun responden: «No, la sensibilidad es un aprendizaje a través de la escalera del cielo».
Leo Donosti, sintiéndose gastrólogo se acerca a la merluza rebozada y a la mahonesa, dejando el tricornio para mejor ocasión, y probándola exclama: «Hosti tú, ¡es una mahonesa de ostras!».
Entonces, con voz tonante, mientras porta el rayo…. No, no, esto no, que pertenece a otra historia.

Leo Donosti poniéndose medallas.
Dirigiéndose a vasco Bat, vasco Bi y gallego Hun, Leo Donosti proclama oficialmente: «Esto es una Merluza rebozada con mahonesa de ostras. Y yo, en mi bondad absoluta os diré como se hace esta receta».
Y Leo Donosti explica emitiendo unas ondas tipo alfa, como el macho alfa que es (siempre con el permiso de su yaya, que es mucha yaya), va y dice:
«Vas a una pescadería y le pides al pescatero que te prepare unos lomos hermosos de merluza sin piel, espinas ni hueso. Es importante que no tenga espinas porque si te atragantas con una te vas a acordar de la madre parió al loro matemático.
Llegas a casa con el pescado, y antes de ponerse manos a la obra hay que ambientar la situación con un poco de música, como por ejemplo ‘The Brecker Brothers: Live and Unreleased’.
Hecho eso y cambiado (a Leo Donosti su yaya, que es la que le enseño a cocinar, no le deja cocinar con la ropa de salir a la calle. Normal.), hay que sazonar los lomos de merluza y freírlos minuto y medio por cada lado en abundante aceite caliente con ajos, con los tacos sólo pasados por huevo batido, sin necesidad de enharinarlos.
Esto es MUY IMPORTANTE: sólo pasados por huevo batido, sin necesidad de enharinarlos. La razón de esto es que el resultado es mucho más liviano y esponjoso.
Ya está la merluza rebozada. Complicado como una raíz cuadrada.
Y vamos con la parte elegante de la receta, la mahonesa de ostras.
Abres las cuatro ostras que has comprado en la pescadería donde has conseguido la merluza, no más de cuatro que van caras y no son para tanto (cosa que algún tío mío no estaría de acuerdo… pero mi tío no está presentando la receta, piensa al aguerrido Donosti).
Lavas y secas perejil para agregarlo a las ostras.
Con la ayuda de una batidora, todo a velocidad máxima, mezclas las ostras, su jugo y el perejil.
¡Dale kaña al mono que es de goma!.

Está así de rica la Merluza rebozda don mahonesa de ostras.
Por si no os ha quedado claro, a la batidora le metas toda la potencia después de que hayas puesto todos los ingredientes en el vaso de la minipimer, no antes.
Quietos ahí, vascos y gallego, que aún la mahonesa no se ha terminado: una vez bien incorporados los ingredientes agregar el aceite de oliva poco a poco para emulsionar.
Si la consistencia es muy espesa, agregar un poco de agua de las ostras para aligerarlo.
Sazonar con jugo de limón.
Listo.
Lo reserváis en un recipiente frío.
Gallego Hun pregunta con acento cantarín, ante la mirada atónita de vasco Bat y vasco Bi, conocedores de lo poco que le gusta a Leo Donosti que le hagan preguntas: «¿pueden cambiarse las ostras por otros moluscos?.»
Y en eso momento Leo Donosti se despertó empapado de sudor de la pesadilla que acababa de tener.
Dado el día en que se celebra la onomástica de Santas Benilde, María Micaela del Santísimo Sacramento, Bárbara Cui Lianzhi, Germana Cousin y santos Abrahán de Arvernia, Bernardo de Menthone, Esiquio de Dorostoro, Isfrido de Ratzeburg, Landelino, Lotario de Séez y Vito de Lucania
Hoy puede ser un buen día para bailar el baile de san Vito.
Vale.