Goseta Lola leyó en la amarillenta hoja escrita con letra de caligrafía de Cuadernos Rubio, que la palabra cuajada (do) provenía del latín ‘coagulare’ , que estaba relackonmada con el verbo ‘coagulum’y cuya raíz ag- es la del verbo latino ‘agere’ (llevar adelante).
Eso pensó Goseta Lola, que se iba a llevar por delante aquella receta de Cuajada de chocolate con frutos rojos, y que e iba a acordar de la p… que parió al ratón de su ordenador que nunca seleccionaba correctamente lo que ella quería seleccionar para borrar, o copiar y cortar. Pero el precio que tenía que pagar por la tecnología.
La cuajada que quería hacer ella era lo que la RAE definía, ¡en su quinta acepción!, como Producto lácteo cremoso que se obtiene al cuajar la leche y separarla del suero».
No le interesaba nada la tercera entrada de la RAE («Comida que se hace de carne picada, hierbas o frutas, etc., con huevos y azúcar») y aún menos la cuarta («Comida que se hace de carne picada, hierbas o frutas, etc., con huevos y azúcar»).

Esto sí es estar cuajada.
Así que Goseta Lola comenzó calentando la leche con el azúcar en una cazuela.
De seguido agregó la gelatina previamente hidratada en agua fría.
Volcó sobre el chocolate picado y mezcló bien con la varilla, aquella que le había cogido prestada a la Camarada MaiTé.
Rellenó tres cuartas partes de los botes de yogur de cristal que tenía abandonados en un oscuro lugar de la alacena.
Metió todo en el frigorífico durante 4 horas.
Ahora quedaba hacer la salsa de chocolate que iba a tardar cuatro horas en hacerla porque, claro, tenía que esperar a que se cuajase la cuajada, que tenía que coagularse el cuajo de Ramón Ramírez, y que ya valía de tanta cuajada.
Para la salsa de chocolate hirvió leche y miel en una cazuela.
Volcó sobre el chocolate negro al 66% picado.
Mezcló bien con la varilla –justo esa misma que la había pispado a a la Camarada MaiTé.
Sólo le quedaba aquello que el invicto líder Pedro Saturnal llamaba, cariñosamente, ‘mariconadas’, esto es, el acabado y la presentación.
Sacó los yogures de la nevera.

Lo que hacemos las mujeres por amor.
Puso exactamente 2 mm., no 3 ni 1.65, no, 2 mm., de espesor de la salsa chocolate sobre los yogures cubriendo toda la superficie, cuidando muy mucho de ponerla fría para para evitar que ablande o derrita a la cuajada.
Por último, repartió por encima los frutos rojos y unas hojas de menta fresca..
Y todo para conquistar a un goseto que no sabía si se la merecía. Pero así es el amor, o lo que sea.