Una receta de guacamole mejicano auténtico. O si se prefiere, una vuelta a lo básico.
Ya vale de tanto; «hago una cocina tradicional con modos modernos inspirándome en la cocina tal» (pon ahí la cocina que prefieras).
Las recetas básica tienen sus modos y maneras y aquí vamos a hacer una de guacamole mejicano por ‘son chemin’, pensó Leo Donosti, rememorando sus viajes por el estrecho y corto mundo, pues aquello de ancho y largo se había quedado desfasado hacía tiempo gracias a (o causa de) la rapidez en los viajes, tanto aéreos como por tren.
El guacamole es un plato fundamental y muy representativo del recetario mexicano (hay que escribir ‘mexicano’ porque si escribes mejicano te van a llamar gachupín, colonialista e imperialista y te van a obligar a arrodillarte para pedir perdón mientras te graban con un móvil o celular).
El guacamole se utiliza en muchísimas recetas de platos internacionales como las fajitas y las hamburguesas y es indispensable como picoteo y entrante en muchas comidas y cenas. Y esto es justamente lo que quería hacer Leo Donosti, picar algo antes de meterse entre pecho y espalda un bonito codillo con su puré de patata y unos pimientos de cristal que se te iba la cabeza.
Leo Donosti empezó picando una media cebolla muy fina (todavía conservaba, muy bien afilado que con sólo verlo te cortaba, el cuchillo cebollero que su yaya le regaló a su padre).
Quitó bien todas las pepitas del chile fresco jalapeño, pues es en las pepitas está concentrado el picante, de 5.000 SHU de picante, pues no quería pasarse con el picor, y lo corto en trozos muy pequeños.
Lavó el cilantro, quitó los tallos y picó muy bien un puñadito de hojas.
Mezcló todos los ingredientes en un bol grande.
Abrió cada aguacate bien maduro por la mitad, quitó el hueso y con una cuchara vació la carne y la echó al bol.

El guacamole de Leo Donosti está así de bueno.
En México lindo y querido, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos, aprendió que un aguacate está en su punto cuando al quitarle el botoncito del tallo si está amarillo está maduro. Si está muy oscuro está pasado y si está verde aún tiene que madurar
Mezcló bien con el resto de los ingredientes utilizando para ello un tenedor.
Añadió sal y finalmente el zumo de media lima para que no se oxidase la mezcla.
Y ya tenía el auténtico guacamole mexicano para comerlo con totopos (nachos).
Y Leo Donosti vio que lo que hizo estaba muy bueno.