«Que inventen ellos», proclamó Miguel de Unamuno en 1906.
Y sí ‘ellos’ (o sea, los extranjeros, los otros)han inventado casi todo lo que usamos de manera cotidiana: teles, radios, teléfonos, lavadoras, coches, ordenadores,… en fin, prácticamente todo.
Pero, al igual que los galos de Asterix, hay objetos de uso cotidiano sin los cuales la gastronomía no podría ser lo que es hoy, y que han sido un invento genuinamente español.
Por ejemplo, la batidora de mano.
Sí, sí, la túrmix de toda la vida.
El ‘tercer brazo’.
Como lo leéis; un invento español.
Tal proeza hay que apuntársela al diseñador industrial Gabriel Lluelles Rabadá (1923-2012).
Bueno, una matización importante, que tampoco hay que pasarse con las emociones: la batidora de mano, que es capaz de mezclar y triturar alimentos sin tener que ponerlos en un recipiente aparte, fue inventada en Suiza en 1950 y se llamó bamix (de bat et mixe, batir y mezclar).
Sin embargo, Lluelles desarrolló una versión perfeccionada que salió a la venta en 1959, y a la que llamó Minipimer MR1.
El nombre es una mezcla del prefijo mini- (por su tamaño, comparado con las grandes batidoras del momento) y la marca Pimer, el nombre de la primera empresa que las fabricó: Pequeñas Industrias Mecánico Eléctricas Reunidas.
Pimer fue comprada en 1962 por Braun GmbH y la Minipimer —ese era su nombre comercial— se distribuyó bajo la marca de Braun por todo el mundo.
O sea, que todas las batidoras que existen hoy en el mundo descienden de la inventada (y patentada) en 1961 por el ingeniero barcelonés Gabriel Lluelles.
Con la minipimer, una herramienta tecnológica que presentaba partes desmontables y una alta manejabilidad, se vendían un vaso medidor, un filtro, una espátula o lengua de gato y un soporte para colgar la batidora de la pared. Y todo ello por 1.102 pesetas (6,62 euros al cambio actual)
Posteriormente, este diseñador industrial proyecto también el exprimidor Citromatic, que sigue a la venta cuarenta años después, conservando su diseño original, y o la tostadora TL-2 de Taurus.

Ay!; los españoles, que poco se quieren.
Y hasta aquí la historia triste de cómo algunos españoles cambiaron el mundo; Cristóbal Colón, Juan Sebastián Elcano, Gabriel Lluelles, pero a nadie le importa porque no son blancos, anglosajones y protestantes, y lo fuesen habría de ellos decenas de películas, libros, documentales, series de televisión y toda la artillería mediática necesaria para contar que buenos y grandes fueron.
Después de un largo periodo de elaboración este ‘Minipimer de Gabriel Lluelles, el tercer brazo en la cocina’ fue dado al espacio desterritorializado el día en el que el santoral da Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana celebra, entre otras, la onomástica de santa Blanda; santos Amancio, Asterio, Censurio y Trípodes.
Que san Censurio nos permite seguir escribiendo.